¿Vas a crear un personaje femenino? ¡Evita estos tropos!
La creación de personajes femeninos memorables en cómics e ilustración es un arte que evoluciona constantemente. En los últimos años, hemos presenciado un aumento significativo de personajes femeninos en películas, series, literatura e historietas. Sin embargo, pese a estos avances, muchas representaciones siguen cayendo en los mismos “tropos” o clichés que han dominado la narrativa durante décadas.
Un tropo, según el diccionario Merriam-Webster, es “un tema o recurso común o sobreutilizado: CLICHÉ”. Si bien las mujeres están ganando mayor protagonismo en el relato de historias, romper con los estereotipos establecidos sigue siendo un desafío significativo para muchos creadores.
Como artistas y narradores visuales, tenemos la responsabilidad de ser conscientes de estos lugares comunes que, en la mayoría de los casos, llevan a la estigmatización y desvalorización de los personajes femeninos. Este artículo explorará los tropos más comunes, analizará ejemplos concretos y ofrecerá alternativas para crear personajes femeninos más complejos y auténticos.
El rol de tu personaje: más allá de ser un complemento
Al crear un personaje femenino, el primer paso es definir qué lugar ocupará en nuestra historia. ¿Será protagonista o tendrá un rol secundario? Dependiendo de nuestra elección, debemos reflexionar sobre qué la hace protagonista o secundaria y cuáles son las condiciones necesarias para que cumpla ese papel de manera convincente y original.
Imaginemos que estamos desarrollando una historia protagonizada por una joven con una vida aparentemente común y corriente, un personaje con el que la audiencia podría identificarse fácilmente. La pregunta clave es: ¿cuáles serán los conflictos o problemáticas a los que deberá enfrentarse?
Una tendencia muy común es convertir toda su existencia en una búsqueda de validación romántica. Este es el caso de Yukari en “Paradise Kiss” de Ai Yazawa. Gran parte de la trama gira en torno a su relación con George, un chico que encarna los estándares de belleza hegemónica y que la confunde constantemente con sus intenciones ambiguas.
En estas viñetas podemos observar a Yukari completamente sobrepasada por sus sentimientos hacia George. A pesar de que debe tomar decisiones importantes sobre su futuro, le resulta imposible pensar en otra cosa que no sea este chico. Simultáneamente, se debate entre quedarse con el “chico malo” (George) o seguir su interés hacia su compañero de clase, Hiroyuki, el “chico bueno”. El problema se amplifica cuando otra de sus amigas, Miwako, enfrenta un dilema similar entre su novio Arashi y el mismo Hiroyuki, formando así múltiples triángulos amorosos que limitan la libertad de desarrollo de los personajes femeninos. En la última viñeta, vemos cómo Yukari literalmente cae sobre George, cediendo ante la fuerza de su deseo y posicionándose en un lugar de dependencia emocional.
Diseñar personajes femeninos complejos no es simplemente una cuestión de diversidad o corrección política; es sobre crear historias más ricas y personajes más memorables. Si estás buscando elevar tu arte de crear personajes auténticos y multidimensionales, explora estas técnicas avanzadas que transformarán tu enfoque creativo.
El test de Bechdel-Wallace: una herramienta reveladora
Para evitar caer en representaciones estereotipadas, Alison Bechdel propuso, junto con su colega Liz Wallace, el famoso test Bechdel-Wallace en su tira cómica “Dykes to Watch Out For”, publicada entre 1983 y 2008. Esta herramienta se ha convertido en un referente para medir la función y representación de las mujeres en obras de ficción.
El test plantea tres condiciones básicas pero sorprendentemente difíciles de cumplir para muchas obras:
- Que aparezcan al menos dos personajes femeninos
- Que estas mujeres hablen entre sí
- Que su conversación trate sobre algo más que un hombre
En esta influyente tira cómica, Bechdel no solo criticó la dependencia de los personajes femeninos respecto a los masculinos en las diferentes narrativas de ficción, sino que también logró representar corporalidades alejadas de los cánones tradicionales de belleza. Sus personajes femeninos presentan gestualidades que no se corresponden con lo que convencionalmente se entiende como “femenino” o “sexy”, dos mandatos que suelen dominar la representación de mujeres en los medios visuales.
Los cuerpos en el trabajo de Bechdel son más robustos, sus personajes caminan de manera despreocupada y parecen cómodas con su forma de expresarse. Además, poseen profundidad psicológica, tienen opiniones propias y conversan sobre la realidad cultural, social y política que las rodea, en lugar de limitarse a hablar sobre sus relaciones románticas.
Lo que este test nos sugiere, de manera bastante explícita, es que el protagonismo de nuestros personajes femeninos no debería depender exclusivamente de la existencia (o ausencia) de un interés romántico. En su lugar, deberían poseer una complejidad psicológica que trascienda este aspecto. De esta manera, podríamos desafiar la idea preconcebida de que las mujeres están inherentemente asociadas a lo emotivo y lo sentimental, mientras que los hombres son quienes viven las grandes aventuras épicas fuera del ámbito doméstico.
Desarrollar este nivel de profundidad en tus personajes requiere práctica y observación. Descubre herramientas prácticas para crear personajes femeninos auténticos que superen fácilmente el test de Bechdel y aporten verdadero valor a tus narrativas visuales.
El test de Mako Mori: construyendo arcos narrativos propios
Otra herramienta valiosa para evaluar la representación femenina es el test de Mako Mori, inspirado en el personaje homónimo de la película “Pacific Rim” (2013) dirigida por Guillermo del Toro. Este test propone los siguientes criterios:
- Al menos un personaje femenino
- que tenga su propio arco narrativo
- que no esté subordinado a la historia de un hombre
Un excelente ejemplo de personaje que cumple con estos requisitos es Maki Zen’in del manga “Jujutsu Kaisen”, creado por Gege Akutami. A pesar de que Maki mantiene relaciones significativas con personajes masculinos como Yuji Itadori y Yuta Okkotsu, esto no le impide desarrollar un arco narrativo propio, centrado en las dificultades que enfrenta por pertenecer a una familia y un clan que la han menospreciado constantemente.
Maki es un personaje con múltiples dimensiones: es fuerte, inteligente, posee objetivos claramente definidos y puede defenderse por sí misma. Goza de independencia y, si bien demuestra apoyo y solidaridad hacia otros personajes, no depende de ellos para su desarrollo personal o para avanzar en la trama. Tiene sus propias batallas que librar, al igual que Nobara, otro destacado personaje femenino de la misma serie.
En la viñeta de la izquierda, observamos un plano picado que realza su fuerza, vitalidad y superioridad frente a sus oponentes masculinos, mientras sostiene un arma con actitud determinada. Además, podemos ver su rostro con cicatrices, desafiando los cánones de perfección física habitualmente impuestos a los personajes femeninos. Aunque Maki es técnicamente un personaje secundario, su arco se desarrolla con tal profundidad que nos permite seguir su recorrido con admiración.
Para las lectoras en particular, reconocerse en un personaje femenino con estas características ofrece una valiosa oportunidad para escapar de los mandatos patriarcales que, en ocasiones, se disfrazan con pequeñas concesiones que pueden pasar desapercibidas pero que perpetúan estereotipos limitantes.
En contraste directo con Maki encontramos a Seras Victoria de “Hellsing” de Kōta Hirano. A pesar de que Seras posee una fuerza sobrehumana tras ser convertida en vampiresa por Alucard, y de que experimenta cierta evolución como personaje (incluso dedicándosele algunas páginas a su historia previa), carece de un arco narrativo genuinamente propio. Su función principal en la trama es seguir las órdenes de su “Amo”, estableciendo una relación de dependencia y sumisión total hacia él. Toda su historia gira en torno a seguir y venerar al Conde Drácula.
Adicionalmente, Seras es constantemente hipersexualizada a lo largo del manga. Se enfatiza repetidamente la marca de mordida en su cuello dejada por Alucard, que funciona como un símbolo de posesión; se la muestra sonriendo de forma coqueta mientras lo señala, en un gesto que suele interpretarse como una invitación sexual; y su diseño destaca por un busto exuberante al que se presta especial atención visual en numerosas escenas. Estos elementos la convierten no solo en un personaje secundario con escasa autonomía, sino también en un objeto sexual presentado para el deleite visual del espectador, ejemplificando perfectamente el concepto de “fanservice”.
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Personajes unidimensionales: los tropos más comunes
Caer en representaciones de mujeres unidimensionales, sin profundidad psicológica, emocional o desarrollo de arcos narrativos propios es uno de los errores más frecuentes en la creación de contenido. Estos personajes suelen destacarse por tener una única cualidad que las caracteriza y las distingue del resto. Veamos algunos ejemplos de estos arquetipos limitantes:
La inocente: vulnerabilidad disfrazada de candidez
Este tropo representa a un personaje femenino incapaz de percibir cuando está siendo sometida a situaciones de manipulación o abuso, generalmente porque se encuentra embelesada con su interés romántico o con amistades que se aprovechan de ella. Su ingenuidad extrema la convierte en perpetua víctima de circunstancias que no comprende, requiriendo constantemente ser “salvada” por otros personajes.
Un claro ejemplo de este tropo es Zaida de “Caída del espacio”. Aunque el contexto de su personaje como extraterrestre desconocedora de las costumbres terrestres justifica parcialmente su ingenuidad, en repetidas ocasiones queda en situaciones de vulnerabilidad frente a Kade, el chico que le atrae y que, quizás involuntariamente, la manipula. La trama requiere que otros personajes intervengan para hacerle ver que ha desarrollado una relación de dependencia con él y que ambos necesitan espacio para reconsiderar la naturaleza de su vínculo.
El diseño visual de Zaida refuerza este estereotipo: presenta rasgos faciales infantilizados, mejillas constantemente sonrojadas, ojos grandes y expresivos que sugieren perpetua sorpresa e inocencia, y una postura corporal frecuentemente inclinada hacia atrás, indicando desequilibrio emocional. Los colores predominantes en su diseño son claros, a menudo pasteles, llamativos y alegres, siguiendo la paleta cromática tradicional para este tipo de personajes.
La mandona: el poder femenino visto como negativo
Este arquetipo representa a mujeres con autoridad, pero desde una perspectiva negativa, sugiriendo que abusan del poder que poseen. Debido a la asociación tradicional de lo femenino con lo emocional en contraposición a lo racional, estos personajes suelen ser retratados como incapaces de tomar decisiones sensatas, actuando por impulso y potencialmente perjudicando a quienes están bajo su mando.
Incluso cuando estos personajes toman decisiones acertadas, frecuentemente son percibidos como “exagerados” o innecesariamente agresivos, juicios que rara vez se aplican a personajes masculinos en posiciones jerárquicas similares. Es común que a este tipo de personajes se les atribuyan características tradicionalmente asociadas a la masculinidad, reforzando implícitamente la idea de que feminidad y liderazgo son conceptos incompatibles.
Sir Integra Fairbrook Wingates Hellsing ejemplifica este tropo. En sus primeras apariciones en “Hellsing” presenta un diseño con rasgos más feminizados, pero a medida que la historia progresa, adquiere características más andróginas y adopta gestos típicamente asociados a la masculinidad. En la viñeta de la izquierda, su lenguaje corporal (el modo de lanzar su abrigo, extender el brazo y abrir las piernas para afirmar su postura) refleja esta masculinización progresiva. El diseño de su pelvis, más alargado que en la representación habitual de personajes femeninos, refuerza esta caracterización al vestir ropa tradicionalmente “varonil”.
Aunque la Organización Hellsing no cuestiona su autoridad ni se opone a sus órdenes, otras entidades como la Mesa Redonda sí lo hacen frecuentemente, llegando incluso a acusarla de incompetencia para gestionar la crisis que enfrenta Gran Bretaña, solo para que posteriormente demuestre ser la persona más capacitada para ocupar esa posición de liderazgo.
La mujer fuerte e independiente: autonomía como barrera emocional
Este tropo presenta a una mujer que no depende de nadie ni necesita relacionarse con otros para alcanzar bienestar económico o emocional. Su autonomía se presenta como inquebrantable, casi extrema, y aparenta no estar emocionalmente disponible para establecer vínculos afectivos significativos.
Aunque la independencia es una cualidad positiva, este tropo a menudo la convierte en una caricatura que sugiere que las mujeres fuertes deben renunciar a su vulnerabilidad y a conexiones emocionales profundas para mantener su autonomía. Esto crea un falso dilema entre ser fuerte o ser capaz de amar y conectar con otros, cuando en realidad ambas cualidades pueden y deben coexistir en personajes bien desarrollados.
Personajes como Mikasa Ackerman de “Attack on Titan” ilustran este problema cuando su independencia y fortaleza iniciales se diluyen progresivamente en favor de una devoción casi obsesiva hacia Eren, sugiriendo que ni siquiera las mujeres más fuertes pueden escapar de la subordinación romántica.
La Barbie: belleza como único valor
Este arquetipo centra toda la identidad del personaje en su apariencia física. Para “la Barbie”, la estética no es solo importante, sino que constituye una meta en sí misma, superando cualquier otra aspiración o faceta de su personalidad. Invariablemente bella según los estándares convencionales, este personaje reproduce un tipo de cuerpo prácticamente inalcanzable para el público, mientras lo establece como un ideal digno de emulación.
La belleza de estos personajes se presenta como irresistible, atrayendo automáticamente múltiples propuestas románticas y sexuales. Paradójicamente, esta perfección física suele venir acompañada de una inteligencia limitada, reforzando el estereotipo de que belleza e intelecto son mutuamente excluyentes en las mujeres.
La princesa Aura en “Flash Gordon” o Bulma en sus primeras apariciones en “Dragon Ball” ejemplifican este tropo, donde su atractivo físico constituye su principal aportación a la trama y define su interacción con otros personajes.
Evitar estos tropos simplistas no significa crear personajes perfectos o irreales. Explora métodos innovadores para diseñar personajes femeninos con matices y complejidad que cautiven a tu audiencia sin caer en representaciones estereotipadas.
Enriqueciendo la profundidad psicológica
Más allá de evitar estos tropos evidentes, existen estrategias concretas para dotar a tus personajes femeninos de mayor complejidad psicológica:
Pasado y motivaciones
Desarrolla un pasado detallado para tu personaje. ¿Qué experiencias formativas la han llevado a ser quien es? ¿Qué traumas o triunfos han moldeado su perspectiva? ¿Cuáles son sus motivaciones profundas, no solo las superficiales? Por ejemplo, si tu personaje busca poder, pregúntate por qué lo necesita: ¿es por venganza, por proteger a alguien, por demostrar su valía?
Contradicciones y conflictos internos
Los seres humanos reales están llenos de contradicciones y los personajes convincentes también deberían estarlo. Una heroína perfectamente valiente en todo momento es menos interesante que aquella que lucha contra sus propios miedos. Estas contradicciones generan tensión narrativa y oportunidades para el crecimiento del personaje.
Por ejemplo, un personaje que defiende fervientemente la honestidad pero que guarda un secreto importante, o una guerrera temible en batalla que sufre ansiedad social en situaciones cotidianas, resultan más memorables que aquellos que siguen patrones predecibles.
Relaciones significativas diversas
Los personajes femeninos deben tener relaciones significativas con otros personajes que vayan más allá del romance. Amistades profundas, rivalidades profesionales, dinámicas familiares complejas o mentorías son tan importantes como las relaciones románticas, y en muchos casos, más interesantes narrativamente.
Evolución a lo largo de la historia
Un personaje que termina exactamente igual que como empezó desperdicia potencial narrativo. Permite que tus personajes femeninos aprendan, cambien, se equivoquen y crezcan. Las experiencias deberían transformarlas de maneras significativas y creíbles, no necesariamente positivas en todos los casos.
Construir personajes con esta profundidad requiere investigación y observación. Obtén acceso a técnicas avanzadas para dar vida a personajes que evolucionen orgánicamente a lo largo de tu narrativa y creen conexiones auténticas con tu audiencia.
Evitando la hipersexualización innecesaria
Un tema recurrente en la representación de personajes femeninos, especialmente en cómics y videojuegos, es la hipersexualización. Si bien la expresión de la sexualidad puede ser una parte válida e importante de un personaje, se convierte en problemática cuando:
- Es incongruente con la personalidad establecida del personaje
- Se aplica casi exclusivamente a personajes femeninos
- Interfiere con la credibilidad del personaje en su contexto (como armaduras impracticables en guerreras)
- Se utiliza como sustituto de un desarrollo de personaje más profundo
Algunas preguntas que puedes hacerte al diseñar tus personajes femeninos:
- ¿El aspecto físico y la vestimenta del personaje son coherentes con su personalidad, historia y el mundo en que vive?
- ¿Estoy aplicando los mismos criterios de diseño a personajes masculinos y femeninos en roles similares?
- ¿La sexualidad de este personaje surge orgánicamente de su personalidad o la estoy imponiendo para satisfacer expectativas externas?
El arte de diseñar personajes creíbles va más allá de las proporciones anatómicas. Perfecciona tu dominio del diseño de personajes coherentes con su contexto y personalidad para crear obras que destaquen por su autenticidad.
La diversidad como riqueza narrativa
Una de las formas más efectivas de evitar caer en tropos limitantes es abrazar la diversidad en la representación. Esto incluye:
Diversidad física
El mundo real está lleno de mujeres con diferentes tipos de cuerpo, características faciales, tonos de piel, edades y capacidades físicas. Representar esta diversidad no solo crea un mundo más creíble, sino que ofrece mayores posibilidades de identificación para el público diverso que consumirá tu obra.
Personajes como Amanda Waller de DC Comics o Gwen Stacy en su versión “Spider-Gwen” desafían los arquetipos físicos tradicionales y resultan memorables precisamente por ello.
Diversidad de personalidades
Las mujeres, como cualquier grupo humano, presentan un espectro infinito de personalidades. Algunas son extrovertidas, otras introvertidas; algunas analíticas, otras intuitivas; algunas optimistas, otras pesimistas. Dentro de un mismo cómic o historia, diferentes personajes femeninos pueden y deben representar diferentes formas de ser y enfrentar el mundo.
Diversidad de roles
Los personajes femeninos pueden ocupar cualquier posición en tu narrativa: protagonistas, antagonistas, mentoras, protegidas, aliadas, rivales, etc. Cada rol ofrece diferentes oportunidades para desarrollar personajes complejos y evitar caer en patrones repetitivos.
¡A narrar historias con personajes auténticos!
Son muchos los tropos comunes utilizados para representar a las mujeres, y por algo existen. Primero, porque se han cristalizado a lo largo del tiempo en nuestra cultura visual; y segundo, porque se han establecido como modelos a seguir, especialmente aquellos que refuerzan dinámicas de subordinación. Es comprensible caer en alguno de ellos, pues aunque sean cuestionables, a menudo tienen cierto correlato con la realidad, precisamente porque, en algún sentido, se han propuesto históricamente como roles aceptables o deseables.
Sin embargo, lo que proponemos no es crear personajes femeninos perfectos o irreales, sino evitar construir mujeres unidimensionales definidas por un solo rasgo o función. El desafío es otorgarles una historia propia, permitirles hablar de temas más allá de sus vínculos románticos, brindarles fortaleza sin despojarlas de emotividad.
Mira a tu alrededor, observa la complejidad de las mujeres reales que conoces. Descubrirás que no hay mejor personaje que aquel que puede generar identificación con la mayor cantidad de lectores posibles. Los personajes femeninos complejos no solo enriquecen nuestras narrativas, sino que reflejan con mayor fidelidad la riqueza del mundo en que vivimos.
Ahora que conoces estos principios, es tu momento de crear personajes femeninos memorables que trasciendan los clichés y conecten profundamente con tu audiencia. Tu visión creativa puede contribuir a transformar la manera en que las mujeres son representadas en el arte secuencial y la ilustración.
Materializa todo tu potencial creativo y lleva tus personajes femeninos al siguiente nivel con recursos diseñados específicamente para ilustradores ambiciosos. La evolución del medio comienza con creadores conscientes como tú.